
Lo ocurrido en los días recientes en la Cumbre de la Celac (Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños) es una señal esperanzadora, a la vez que un desafío que pondrá a prueba los sentimientos y reales intereses de los actores que se mueven en el ancho espacio de América Latina y el Caribe.
Unidad en la diversidad, podría ser el corolario de esta jornada. La pregunta es cuán consolidada está la unidad, y hasta dónde la diversidad se diferencia de la desigualdad y, aun, de la hostilidad entre algunos de su treintena de miembros cuya población se empina casi a los 600 millones de habitantes.
Se encargan algunos, comenzando por el mandatario...